Semana del Parto Respetado: por qué las cesáreas en Argentina son el doble de la tasa recomendada por la OMS
A pesar de que existe una Ley para proteger la salud de la persona gestante, el porcentaje de cesáreas en Argentina es más del doble del sugerido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según advirtieron desde el Hospital de Clínicas tras analizar los datos recabados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En la Semana del Parto Respetado, que se lleva a cabo entre el 14 y el 20 de mayo, los especialistas destacaron la importancia de generar un vínculo de confianza para una mejor experiencia.
En el país, el parto respetado se encuentra enmarcado en la Ley 25.929, que data del año 2004. Esta normativa destaca un cambio en la forma de atención, priorizando las necesidades del paciente basándose en dos pilares fundamentales: la escucha de sus deseos y la información sobre cada accionar médico. Esto permite mantener su integridad física y psíquica y promover el respeto, evitando, ante todo, ejercer la violencia obstétrica, que afecta más frecuentemente a las personas más jóvenes y de nivel sociocultural más bajo.
Más allá de este marco legal, hay diversos indicadores que alertan sobre la necesidad de seguir trabajando intersectorialmente para mejorar la salud de la persona gestante y del recién nacido. Algunos de ellos son el “abuso de medicalización, la patologización de los procesos naturales y un elevado porcentaje de cesáreas: de acuerdo con la OMS, la tasa ideal de partos mediante este tipo de intervención debería oscilar entre un 10% y 15%, aunque según información difundida por el GCBA, en Argentina ronda el 35%”, señalaron desde el Hospital de Clínicas mediante un comunicado.
El fundamento de un parto respetado implica el consentimiento de la persona gestante desde la primera consulta médica que toma hasta el momento del postparto, inclusive. La clave para su funcionamiento es crear un ámbito en el cual el paciente se sienta libre de expresar sus necesidades y el profesional de salud pueda explicar los actos médicos a realizar e informar sobre cualquier riesgo que pueda surgir, según explican desde el área de Obstetricia del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En ese tono, la doctora Evangelina Morganti (MN 124282), médica del servicio de Obstetricia en el Hospital de Clínicas de la UBA, sostuvo: “Es clave generar un vínculo de confianza para crear un ámbito en el cual la persona gestante se sienta libre de decir cuáles son sus necesidades y el profesional de salud pueda explicar tanto los actos médicos a realizar, como informar también cualquier riesgo que pueda surgir durante el proceso del parto. De esta manera, se podrá aceptar y comprender la toma de decisiones por parte del personal de salud ante situaciones de urgencia o enfermedad”.
La mencionada Ley nacional contempla no solo la experiencia al momento de parir, sino también en el embarazo y el postparto. A su vez, esta normativa abarca el binomio persona gestante-recién nacido con el propósito de promover óptimas condiciones para ese primer contacto. Por lo tanto, la relación de respeto debe iniciarse en la primera consulta del embarazo y mantenerse a lo largo de todos los controles.
De acuerdo a lo repasado desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), hasta el siglo XIX, el nacimiento de una persona constituía un evento que ocurría en el entorno familiar de los hogares y en comunidad, a menudo con la asistencia de mujeres entrenadas junto al acompañamiento de las redes afectivas y familiares de la persona gestante.
Con el transcurso del tiempo, la evolución científica y la tecnológica permitieron la atención de las posibles complicaciones. Bajo estos preceptos, la institucionalización del parto ha sido en todos los países del mundo la medida de salud pública con mayor impacto para lograr la disminución de la morbimortalidad materna y neonatal, pero trae aparejada la responsabilidad de esforzarnos por no dejar de colocar en el centro de atención a quienes protagonizan este evento único e irrepetible en la vida del ser humano. Cuidar los nacimientos es, entonces, cuidar a las familias y posicionarlas en el mejor punto de partida para una crianza sensible y amorosa.
Fuente: Infobae
